domingo, 9 de enero de 2011

El Misterio del Matrimonio en la Santa Iglesia Ortodoxa


Se puede casar en el registro civil. De hecho, eso es el único requisito del estado político en nuestro país para formar una sociedad conyugal. ¿Por qué, entonces, casarse en la Iglesia? Y más aún, ¿por qué considera la Iglesia Ortodoxa al matrimonio como uno de sus sacramentos, uno de los siete ritos comúnmente designados como Sacramentos o Misterios? San Juan Crisóstomo, uno de los Doctores Ecuménicos de la Iglesia, ha dado el nombre "Sacramento del Amor", a este Misterio del Matrimonio.
FUNDAMENTO BÍBLICO
Nuestra Iglesia sostiene que el Sacramento del Matrimonio, el Misterio del Amor, está en directa relación con la experiencia del cristiano como miembro vivo del Pueblo de Dios y de su vivencia mística de formar parte integral del Cuerpo de Cristo. Considerar al matrimonio como Sacramento, presupone que el ser humano no sólo posee funciones fisiológicas, psicológicas y sociales, sino que además es ciudadano del Reino de Dios y, como tal, todos los aspectos de su vida involucran valores eternos y a Dios mismo.
EL MATRIMONIO EN LA IGLESIA
Nuestra participación como ciudadano del Reino de Dios se realiza en forma máxima dentro de la Eucaristía, es decir, la Divina Liturgia. En ella, Cristo mismo conduce a la asamblea, y la asamblea se transforma en Su Cuerpo. Todas las divisiones entre sucesos históricos y la eternidad son rotas. Es desde esta perspectiva que el verdadero significado del Matrimonio como Sacramento se comprende.

Para entender las ideas y prácticas cristianas ortodoxas acerca del matrimonio, es fundamental partir de la base de que se supone que las dos personas que se comprometen en la santa unión matrimonial son miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, y que comparten plenamente su vida litúrgica.

En la actualidad, este Sacramento generalmente se celebra en un oficio bellísimo, pero no junto a la Divina Liturgia. Sin embargo, es significativo tomar en cuenta que originalmente los Cristianos Ortodoxos iniciaban su vida matrimonial asistiendo juntos a la Divina Liturgia y recibiendo la bendición del Obispo con una simple oración en que se pedía a Dios que uniera a la pareja. Desde esta perspectiva, se comprende el concepto del matrimonio afirmado por nuestra Iglesia: se enfatiza y se vivencia la identidad de los novios en la Divina Liturgia. El más importante hecho que señala a la persona como miembro de la Iglesia Católica apostólica Ortodoxa es su participación en la Divina Liturgia, recibiendo la Santa Comunión. Esta relación del Sacramento del Matrimonio con la Santa Eucaristía que proviene de la iglesia primitiva aun se mantiene mediante la práctica actual en que los novios asisten a la Divina Liturgia y comulgan juntos en el domingo o la festividad anterior a la celebración de su boda.

Se entiende, naturalmente, que la pareja ha dado su libre consentimiento para unir sus vidas como marido y mujer en amor, compromiso y fidelidad. Sin embargo, no es este consentimiento por si solo que hace que el Matrimonio sea un Sacramento. (De hecho, el matrimonio civil también requiere el libre consentimiento de la pareja.) Lo que hace que el matrimonio sea un sacramento es que los novios se presentan como pareja en la presencia de la comunidad reunida de la Iglesia, participen como pareja en la Santa Eucaristía y de la experiencia total de la Divina Liturgia, y reciben la bendición del Obispo o del Sacerdote en la presencia de la Iglesia. A diferencia de los matrimonios civiles, el matrimonio en la Iglesia tiene un significado especial : es incorporado a la vida misma de la Iglesia, y santificado y bendecido por la gracia de Dios. Esta gracia es derramada sobre la pareja, que desde ese momento se esforzará, mútuamente, por su santificación. Marido y mujer se comprometen a vivir en unión y amor, caminado juntos en el camino de la santificación, apoyándose mutuamente en esta vocación.

Las palabras claves en el oficio del Matrimonio en la Iglesia Ortodoxa son las que pronuncia el sacerdote en el momento en que une las manos de los novios delante el altar. Invoca a Dios diciendo, "…extiende ahora Tu mano desde lo alto de Tu Santa Morada y une a este tu siervo N. (nombre del novio) con esta Tu sierva N. (nombre de la novia), ya que por Ti la mujer se une con el hombre…" Durante esta oración, las manos de la novia, las del novio y las del sacerdote son unidas, mostrando el hecho de que la pareja se vuelve una en la presencia de la Iglesia, mediante la acción de Dios y su gracia santificante.
De acuerdo a la fe Ortodoxa, entonces, el matrimonio no es simplemente el acuerdo entre un hombre y una mujer para compartir sus vidas, ni tampoco es una sanción legal. El matrimonio no se realiza por la pareja misma, con el clérigo y la congregación como testigos de su decisión. Su unión, basada en su libre voluntad de unirse en amor como marido y mujer, se vuelve Sacramento, Misterio de la Iglesia, precisamente porque son unidos como Cristianos Ortodoxos, miembros plenos de la comunidad eucarística, que juntos comparten el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y que reciben la gracia de Dios para su unión mediante el ministerio de la Iglesia entera en la persona del Obispo o del Sacerdote, y en presencia del Pueblo de Dios congregado.

Este concepto explica por qué la Iglesia Ortodoxa no aconseja le matrimonio entre un cristiano ortodoxo y un cristiano de otra confesión. Al mismo tiempo, se entiende que es imposible para la Iglesia unir "en Cristo" a un cristiano ortodoxo con alguien que no sea cristiano. El Sacramento del Matrimonio conserva su significado pleno cuando ambos, tanto el novio como la novia, son partícipes de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa.

La Iglesia Ortodoxa bendice y santifica el misterio nupcial de por vida, ya que el compromiso de parte de los novios ha de ser total y pleno, para que su unión sea completa. Tal como su lealtad a Dios ha de ser permanente, total e incondicional, así también su unidad mutua, santificada e incorporada en la relación divina por medio del Sacramento, debe ser permanente, total e incondicional.
Los propósitos del matrimonio
En la Iglesia Ortodoxa, los propósitos del matrimonio son varios. Un propósito importante del matrimonio es el de ser colaboradores de Dios : en la perpetuación de la vida humana a través de la concepción de hijos y de su nacimiento y cuidado físico, y además en el sentido más amplio, mediante la alimentación espiritual de nuevos miembros del Reino de Dios.

El mayor propósito del matrimonio, sin embargo, es la santificación mutua de la pareja. Ambos se comprometen a ayudarse mutuamente, en el camino de la salvación, para la santificación de ambos. Los novios se comprometen a apoyarse en la fundamental tarea del cristiano, de acercarse más y más a Dios, y de asemejarse cada día más a El en su camino de la deificación. El matrimonio cristiano es una forma de vida, una vocación especial de vivir la vida que Dios nos ha dado.

En el matrimonio, el apoyo, la ayuda y la realización mutuas son de primordial importancia. El oficio mismo del matrimonio en la Iglesia señala esta mutualidad. Durante la ceremonia, se intercambian las coronas matrimoniales tres veces, y así también las argollas. Este intercambio de las coronas y de las argollas enfatiza la compartida mutualidad e igualdad de la pareja, a la presencia de Dios, en medio de Su Pueblo, la Iglesia. El cuidado, preocupación, ayuda y apoyo mutuos están enraizados en el amor entre el marido y la mujer. Este amor requiere de tiempo, esfuerzo y paciencia para desarrollarse, y se expresa en muchas diferentes maneras. Las relaciones sexuales dentro del matrimonio no son únicamente un medio para la procreación de hijos, sino también expresan la unión total y completa de la pareja en todos los aspectos de sus vidas. Por esto, muchos teólogos ortodoxos opinan que se debe permitir el uso de ciertos métodos de control de la natalidad, siempre cuando se respetan también los otros propósitos del matrimonio. Todo lo que hacen los cónyuges cristianos ortodoxos dentro del misterio nupcial mantiene su carácter sacramental cuando se haga en unidad con Cristo y Su Iglesia.
EL COMPROMISO DE LA PAREJA CON CRISTO Y SU IGLESIA

¿Dónde está la Iglesia de Cristo?

¿Dónde participa el cristiano ortodoxo en la vida litúrgica y comunitaria de la Iglesia?

La Iglesia está presente plenamente en la parroquia. Es decir, la parroquia es la representación y presencia concreta del Cuerpo de Cristo. Por lo tanto, cada persona que se considera miembro de la Iglesia, debe necesariamente concretizar ese hecho siendo miembro activo de una parroquia. Sólo los miembros del Cuerpo Místico de Cristo participan de su vida litúrgica y sacramental. Por lo tanto, únicamente los miembros activos de una parroquia participan de la vida litúrgica y sacramental en ella.

En el Sacramento del Amor, dos personas se unen incondicionalmente en la vida nupcial, forman una nueva familia, y se alimentan el uno al otro. Asumen responsabilidades uno por el otro; se preocupan mutuamente al incorporarse sacramentalmente a la vida matrimonial. De la misma manera, los miembros de la familia parroquial, miembros del Cuerpo de Cristo, se preocupan uno por el otro; asumen responsabilidades por la comunidad entera. Ser miembro de una parroquia ortodoxa significa participar en los Sacramentos en ella; además, significa preocuparse activamente por ella : trabajar en ella, dando de su tiempo y talentos; preocuparse por sus necesidades, contribuyendo económicamente a su mantención y desarrollo. Tal como ser miembro de una familia tiene bendiciones y frutos, y conlleva serias responsabilidades, así también ser miembro de una familia parroquial tiene bendiciones y frutos, y conlleva consigo serias responsabilidades.

Entonces, para casarse en una parroquia de la Iglesia Ortodoxa, ¿qué se necesita? En primer lugar, los novios deben comulgar de la Santa Fe Ortodoxa, tesoro milenario de nuestra iglesia, y ser miembros de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo. Deben ser miembros plenos de la parroquia, lo que significa haber asumido todas las responsabilidades espirituales, sociales y económicas de un partícipe de la parroquia. Y, por su puesto, los novios deben tener la voluntad y el consentimiento libre de unirse en amor mutuo y compromiso incondicional, en la vida nupcial en Cristo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario