viernes, 3 de junio de 2011

Entrega de nombramientos a algunos miembros de la Eparquia...











Celebración de la Divina Liturgia el Jueves de la Ascención...





















Algunos miembros de la Comunidad el Jueves de la Ascención...











Unas palabras sobre el matrimonio...‏


Una de las paradojas de la moral cristiana es que el matrimonio y el celibato, si bien suponen comportamientos prácticos diferentes, se apoyan sobre la misma teología del Reino de Dios, y, por lo tanto, sobre la misma espiritualidad.


La particularidad del matrimonio cristiano consiste en transformar y en transfigurar el afecto humano y natural que existe entre un hombre y una mujer en un vínculo eterno de amor, vínculo que no puede ser roto, ni siquiera por la muerte. El matrimonio es un sacramento, pues por él el futuro Reino de Dios, las bodas del Cordero (Apocalipsis 19, 7-9), la plena unión de Cristo y de la Iglesia (Efesios 5, 32), son anticipados y representados. Un matrimonio cristiano encuentra su significación última no en la satisfacción carnal, la estabilidad social, o un medio de asegurar su posteridad, sino en el “esjaton”, en las “cosas últimas”, que el Señor prepara para sus elegidos.


Ahora bien, el celibato —y en particular la vida monástica— está justificado en las Santas Escrituras y la Tradición por la misma referencia al Reino futuro. El mismo Señor ha dicho: Porque cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos (Marcos 12, 25). Este pasaje no pretende negar el matrimonio cristiano como una realidad continuada en el Reino futuro, sino que el Señor allí afirma el carácter temporal de la “carne”. Así, el Nuevo Testamento, varias veces, hace el elogio del celibato en tanto que anticipación de la “vida angélica”: hay, en efecto, eunucos que son nacidos así del seno de su madre, hay eunucos que se han vuelto por la acción del hombre, y hay eunucos que se hacen ellos mismos tales a causa del Reino de los Cielos. El que pueda entender, que entienda (Mateo 19, 12). La gran figura de San Juan Bautista, San Pablo y los ciento cuarenta y cuatro mil del Apocalipsis (Apocalipsis 14, 3-4) han servido de modelos a innumerables santos cristianos que han guardado la virginidad por la gloria de Dios.


Es por reaccionar contra el relajamiento sexual que prevalecía en el mundo pagano, e igualmente por expresar el sentido cristiano primitivo del desapego de la consideración del mundo, que los llamados a la virginidad son muy numerosos en los escritos de los Padres de la Iglesia. El monaquismo ha aparecido, con mucho, como la solución más segura y más elevada de los problemas morales. A pesar de este predominio del espíritu monástico, la Iglesia ha mantenido también de manera intransigente el valor positivo del matrimonio en el clero. Ella ha reconocido universalmente en el matrimonio un sacramento, mientras que solo algunos escritores eclesiásticos atribuían igualmente un carácter sacramental a la ceremonia de la tonsura monástica. Este valor positivo del matrimonio es magníficamente expresado en los textos de San Clemente de Alejandría, uno de los fundadores de la teología cristiana (siglo III) y del gran San Juan Crisóstomo (+ 403).


Así, matrimonio y celibato son dos maneras de vivir el Evangelio anticipando el Reino, Reino que ha sido revelado ya en Cristo, y que debe aparecer con toda su fuerza en el último día. Evidentemente, sólo un matrimonio “en Cristo”, sellado por la Eucaristía, y un celibato “en nombre de Jesucristo”, portan esta significación cristiana “esjatológica”. Ni un matrimonio concluido al azar, como un contrato temporario, ni la práctica sexual llamada “libre”, ni, por otra parte, un celibato aceptado por inercia, o peor, por egoísmo e irresponsabilidad auto-protectora, tienen el valor espiritual descrito más arriba.


Un matrimonio cristiano presupone sacrificios, responsabilidad familiar, abnegación y madurez. Igualmente, el celibato cristiano es inimaginable sin la oración, el ayuno, la obediencia, la humildad, la caridad y una ascesis constante. La psicología moderna no ha “descubierto” el hecho de que la ausencia de vida sexual cree problemas; los Padres de la Iglesia lo sabían muy bien, y han elaborado un sistema notable de preceptos ascéticos —base de toda regla monástica— preceptos que aportan la castidad posible y dichosa. Ellos sabían, a veces mucho mejor que los psicólogos modernos, que el instinto natural del amor y la procreación no puede ser aislado del resto de la existencia humana, sino en este su verdadero centro. No puede ser suprimido, sino solamente transformado, transfigurado y canalizado, en calidad de amor de Dios y del prójimo, por la oración, el ayuno y la obediencia en nombre de Jesucristo. Estas virtudes son codificadas y sistematizadas en las reglas monásticas, mas de otra manera condicionan también la vida cristiana de los que escogen una vida célibe al servicio del mundo.


Una de las causas más importantes del actual problema concerniente al celibato de los sacerdotes en la Iglesia Católica Romana es que la exigencia del celibato es aún obligatoria, mientras que la espiritualidad, que sirve habitualmente de ámbito natural y sin la cual el celibato aparece insoportable y sin necesidad, no lo es más. El breviario, la misa cotidiana, un modo de vida sacerdotal particular, el aislamiento del mundo, la pobreza, el ayuno, todo eso ha sido ahora abandonado. El sacerdote no está más especialmente limitado en la satisfacción natural de sus deseos de alimento, de bebida, de comodidad y de dinero, y no sigue más una real disciplina de oración. Su celibato está así privado de su significación espiritual —dirigida hacia el Reino—, que sólo puede ser esjatológica. ¡A qué distancia del Reino se encuentran los habituales presbíteros cómodos y cuán contradictorios son los llamados de la teología moderna a un compromiso en el mundo y a una responsabilidad social, únicas formas por las cuales el Reino será revelado! ¿Por qué entonces el celibato?


La tradición de la Iglesia, en su conjunto, es absolutamente unánime en mantener la idea de que una pureza auténtica y la vida monástica no pueden ser practicadas más que en las comunidades monásticas. Sólo personalidades aisladas y particularmente fuertes pueden vivir un celibato verdadero viviendo enteramente en el mundo. La humildad es probablemente la única virtud que puede realmente ayudarles a superar las dificultades de esta vida, mas, como lo sabemos todos, es de lejos la virtud más difícil y por consiguiente la más rara.


La tradición monástica ha siempre sido reconocida en la Ortodoxia como el testimonio más auténtico del Evangelio de Cristo. Como los profetas del Antiguo Testamento, como los mártires (testigos) del cristianismo de los primeros siglos, los monjes hacen al cristianismo creíble. Mostrando que se puede llevar una vida de oración y de culto luminoso, alegre, plena de sentido, sin ser dependiente de las “condiciones normales” de este mundo, dan una prueba viviente de que el Reino de Dios estaba verdaderamente en medio de nosotros. El retorno a una tradición semejante sería particularmente significativo en medio de nuestro mundo secularizado y militante. Una humanidad que pretende hoy que ha “alcanzado su mayoría de edad” no pide la ayuda del cristianismo en su búsqueda por un “mundo mejor”. Ella puede, sin embargo, estar de nuevo interesada por la Iglesia, si la Iglesia es capaz de mostrar un mundo no solamente mejor, sino verdaderamente nuevo y diferente. Es esto lo que tantos jóvenes buscan, pero que descubren desgraciadamente en medio del budismo zen, y generalmente en medios psicodélicos u otros modos de escaparse hacia... la muerte.


Los monjes son los testigos de este Nuevo mundo. Si hubiera más comunidades monásticas auténticas entre nosotros, nuestro testimonio sería más fuerte. Sin embargo, la nueva creación de Cristo es accesible a todos, en toda su belleza, a través del amor en el matrimonio, a condición de que, con San Pablo, lo aceptemos y lo comprendamos en relación a Cristo y a la Iglesia.


Vladika +Afanasij

Eparca de Guadalajara y de Todo Jalisco

Iglesia Ortodoxa Ucraniana en México

Patriarcado del Kiev y de Toda Rus'-Ucrania

domingo, 29 de mayo de 2011

Un nuevo acolito en la Eparquia...‏























Corrección....‏

Hermanos en Cristo:

Quiero notificar a todos los hermanos que en una de las publicaciones titulada “Carta Pastoral: El Camino del Ecumenismo” del día 27 de Mayo de 2011 hubo un error en la fecha de la Semana de Oración por la unidad de todos los cristianos: la fecha correcta es del 7 al 15 de Agosto del presente año.

Gracias a todos por su atención a esta corrección.
Dios Uno y Trino les colme de sus bendiciones.

Atentamente:

Dra. Hilda Guzmán
Secretaria de Relaciones Públicas
De la Eparquía de Guadalajara y Todo Jalisco.

Carta Pastoral: El Camino del Ecumenismo...


Carta Pastoral: El Camino del Ecumenismo.


Hermanos y hermanas en Cristo:


¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!


Hablar del movimiento Ecuménico suscita diferentes reacciones dentro de cada Iglesia:


- En la Santa Iglesia Ortodoxa hay quienes están a favor del Movimiento Ecuménico: Patriarcado de Constantinopla (Su Toda Santidad Bartolomé I), Patriarcado de Ucrania (Su Santidad Moisés).

- Hay quienes están en contra: Los grupos más conservadores de la Iglesia Ortodoxa (son una pequeña minoría).


- En la iglesia católica romana hay quienes están a favor del movimiento Ecuménico: Desde el Papa Juan XXIII hasta Benedicto XVI.

- Hay quienes están en contra: Lefebvrianos, sede vacantistas (son una insignificante minoría).


- En la iglesia anglicana hay quienes están a favor del Ecumenismo: El arzobispo de Canterbury y los del “ala alta”.

- Hay quienes están en contra: Los del “ala baja”.




Así pudiéramos continuar. En cada iglesia hay personas a favor y personas en contra. Pero, ¿qué es el Ecumenismo y como se vive actualmente?


La Santa Iglesia Ortodoxa cree que la Iglesia es UNA (Credo Niceno), por tal motivo, todo CISMA atenta contra el plan Divino de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Cristo mismo antes de morir, oro al Padre Celestial diciendo: “Que todos sean UNO; como tu oh Padre estas en mí y Yo estoy en ti, que ellos sean también UNO en nosotros, PARA QUE EL MUNDO CREA QUE TU ME ENVIASTE.” Jn 17,21


Desde que los Santos Apóstoles estaban vivos las divisiones se dejaron ver (1 Cor 1,10-13).

“Al hombre que CAUSA CISMAS, después de una y otra amonestación deséchalo.” Tito 3,10.


Los Cismas más sobresalientes:

Santa Iglesia Ortodoxa

(Fundada por nuestro Señor Jesucristo, año 33)


Iglesia católica romana

(se separa de la Santa Iglesia Ortodoxa en el año 1054)


Iglesias protestantes

(Se separan de la iglesia católica romana en el siglo XVI: anglicanos, luteranos, calvinistas, Bautistas, etc.)


Sectas

(Se separan de la iglesia católica romana y de algunas iglesias protestantes, siglo XX: testigos de Jehova, Mormones, Adventistas del Séptimo Día, etc.)


Los Ortodoxos, consientes que todo Cisma es un pecado grave contra Cristo y contra su Cuerpo Místico (la Santa Iglesia Ortodoxa), oramos, dialogamos y trabajamos por la UNIDAD de todo los Cristianos.


A este trabajo Apostólico se le llama Ecumenismo.

El Ecumenismo NO ES LA UNIÓN DE TODAS LAS DOCTRINAS, el Ecumenismo es el REGRESO de todos los Cristianos a la RECTA DOCTRINA, A LA CORRECTA ADORACIÓN Y A LA SANTA ADMINISTRACIÓN DE LOS MISTERIOS (SACRAMENTOS).

Para lo cual, repito: oramos, dialogamos y trabajamos.

La Santa Iglesia Ortodoxa NO NEGOCIA CON LA FE, es por eso que no se podrá llevar a cabo una UNIÓN, COMUNIÓN PLENA o algo parecido hasta que las demás iglesias (en general) o alguna iglesia (en lo particular) adjure de sus errores doctrinales y vuelva de la heterodoxia a la ORTODOXIA.


Los Ortodoxos amamos a todas las personas, aunque no aceptemos todas sus creencias.


Actualmente en Latinoamérica, y en particular en Guadalajara (México), el Ecumenismo es solamente una reunión anual de una hora, hora y media, donde al final los miembros de las diferentes iglesias y comunidades eclesiales se toman una fotografía y... no se vuelven a ver hasta dentro de un año para otra fotografía.


Todos los que hemos sido lavados, consagrados y ungidos mediante las Santas aguas del Bautismo debemos trabajar con amor y humildad en la unidad de todos los creyentes.


Algo que ha hecho difícil el camino del Ecumenismo es que, en todas las iglesias existe cierto recelo y desconfianza.


La Eparquia de Guadalajara y de Todo Jalisco, ora siempre por que desaparezcan los Cismas.

Respeta a todas a todas las personas y a todas las iglesias.

Por el momento, la Eparquia de Guadalajara y de Todo Jalisco, ha decidido mantenerse al margen de la Reunión anual que llevan a cabo los miembros del grupo “ecuménico” por carecer de un verdadero plan, una continuidad en este camino de acercamiento entre los hijos y las hijas de Dios.

En el momento en que haya una VERDADERA intención y organización de parte del “grupo ecuménico”, la Eparquia de Guadalajara y de Todo Jalisco volverá a integrarse a sus actividades.


Nuestro Patriarca, su Santidad +Moisés y nuestro Metropolita su Beatitud Vladika +Daniel, son dos incansables luchadores a favor del dialogo Ecuménico, pero son sobre todo, dos grandes defensores de la Sana Doctrina, de la Ortodoxia.


Invitamos a todas las personas bautizadas en particular y a las iglesias en general que tengan buena voluntad a que participen con nosotros de una SEMANA DE ORACIÓN por la Unidad de todos los Cristianos.

Iniciara el día 1 de Agosto y culminara el día 8 de Agosto, Solemnidad de la Dormición de nuestra Señora la Virgen María, para que esta actividad tan importante este bajo su manto protector y su poderosa intercesión.

Al final de la oración de cada día, habrá una convivencia fraternal con algunos aperitivos.


Para mayor información pueden comunicarse con:

El Rev. Archimandrita Yosyp al 0443316210486

Con la Dra. Hilda Guzmán González al 0443311625781



Hermanos de la Eparquia de Guadalajara y de Todo Jalisco:

Sé que siempre oran y trabajan por la UNIDAD de todos los Cristianos, pero ahora es momento de dar un mayor testimonio de amor cristiano. Sé que nos apoyaran en este proyecto como siempre lo hacen.


Recuerden: “UN solo Señor, UNA sola Fe y UN solo Bautismo.” Ef 4,5


Dios Trino y Uno los bendiga y los guarde.


¡¡¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!!!


Vladika +Afanasij

Eparca de Guadalajara y de Todo Jalisco

Iglesia Ortodoxa Ucraniana en México

Patriarcado del Kiev y de Toda Rus’-Ucrania.